Por 30 monedas

(I)Poderoso caballero es don dinero, escribió uno de los escritores con menos pelos en la lengua - y en la pluma- de la literatura castellana. Como si de un profeta se tratara, entre enganchada y enganchada con su intimo amigo Góngora don Francisco tuvo tiempo de predecir el que se había de convertir en (T) uno de los mayores problemas de la humanidad: la adicción al vil metal.

(1) Existe un conocido proverbio chino que dice que ‘podrás comprar la cama, pero no los sueños’ y la civilización occidental se ha propuesto llevarle la contraria poniendo en el mercado todos y cada uno de los entes de tierra, mar y aire, además de aquellos menos mundanos. Y si finalmente no lograre su objetivo, al menos el esfuerzo es encomiable. Así, se especula con sueños (programas como OT o fama), se comercia con tragedias (el mercado negro aflora con cada catástrofe que sucede), se trafica con poder (la corrupción política), se estafa con la esperanza (las mafias de la inmigración), la mentira cotiza en la bolsa (por supuesto, todos sabemos que no estamos en crisis) y la intimidad se subasta al mejor postor (busquen ustedes ciertos canales de la caja tonta –en estos casos, más tonta que nunca- el viernes y el sábado noche).

Como resultado,(2) hemos logrado una civilización insolidaria y egoísta, cuyos valores sólo brillan gracias al fulgor de la plata. La fraternidad y la unidad son anticuados valores románticos que se han visto limitados al anticuado y romántico lema de la República Francesa. Esa consigna ha quedado tan desfasada que es probable que el gobierno de los vecinos se vea obligado a cambiarla por un egoismé, avaricié y tout le monde a su bolé, desde luego bastante más actual y coherente con el mundo en el que vivimos bajo la sombra del monarca dólar.

El problema es que esto no es nuevo. (3) El dinero lleva siendo el combustible que hace girar el mundo desde que se inventó. Muchísima gente se escandalizó cuando comprendió que la invasión de Irak no era fruto del deseo de instaurar una democracia en ese país o siquiera de prevenir un ataque nuclear (que debía ser a base de fabada porque Sadam nuclear lo que se dice nuclear poca arma tenía), sino para controlar el petróleo. ¡Hay que ver lo malo que es el Alzheimer histórico! ¿Acaso no recordamos por qué el país de las barras y las estrellas entró en la Segunda Guerra Mundial? ¿Lo hizo para defender los valores democráticos que habían caído en la Francia ocupada y corrían peligro en Gran Bretaña? ¡Y una mierda! Entró para proteger su imperio económico, puesto en peligro por los japoneses. Lo demás (desembarco de Normandía, Batalla de las Árdenas…) fue dejarse llevar por la inercia.

(4)El primer caso conocido de Argentocracia lo protagonizó Judas vendiendo a Jesucristo por la irrisoria cantidad de 30 monedas (lo que te cobran por un juego de la play) la administración de la época, el Sanedrín. ¡Cuán lógica fue la decisión de ahorcarse del Iscariote! Nos lo han vendido como arrepentimiento. Tururú, sin duda comprendió que el Sanedrín le había timado. (C) Y es que en aquella época la clase política también salía siempre ganando.

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