LA AUTORIDAD DEL PROFESOR


Cada vez son más los casos de violencia a los profesores. Aquellas personas que se encargan de la educación de los niños son maltratados tanto física como psicológicamente. El “bulling” que ocurre entre entro los alumnos esta progresando hasta llegar a los educadores. Los alumnos se creen que tienen más autoridad que el profesor y juegan a ver quién es más fuerte, retando al propio profesor. Lógicamente, el profesor es el perdedor. Ante las amenazas, maltratos, humillaciones… no pueden hacer nada. Además, hoy en día se sacan de contexto este tipo de situaciones: lo que antes era una regañina hoy puede ser un maltrato o abuso.



En la educación de hace unos cuarenta o cincuenta años, los papeles estaban completamente cambiados. El alumno no tenía ningún derecho, ningún poder. Pero el profesor podía aprovechar cualquier ocasión para castigarle o darle una buena “torta”. Además, estaba bien visto que lo hicieran, era señal de buena educación.



Claramente, los tiempos eran diferentes y no deben volver a ser así, pero tampoco llegar al punto de perder el respeto hacia el profesor. Los alumnos van al colegio o instituto para aprender a convivir y a obtener conocimientos sobre distintas materias, para poder conseguir en el día de mañana un buen sueldo y una vida digna. Pero, el respeto, la educación entre personas y la propia moral, tendría que estar trabajada en casa, desde que el niño es muy pequeño. Los padres olvidan eso y piensan que se lo enseñaran en clase. Se equivocan. Además, el ritmo de vida de los adultos es muy estresante y no tienen suficiente tiempo para enseñarles esas pequeñas cosas de la vida, que en realidad, valen mucho. Así, las cosas no funcionan y la situación se acaba descontrolando hasta llegar a estos puntos o incluso peor. Por eso, poco a poco esas pequeñas cosas acaban siendo imprescindibles para vivir, y al final, será demasiado tarde para enseñarlas

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