Otra navidad


En esta época navideña en la que nos encontramos, en la que todo es gasto desproporcionado y comidas en exceso, siempre surge algún artículo en la prensa en torno a personas que por distintos motivos no viven la navidad de la misma manera. Es el caso de las personas que sufren desarraigo social y viven en la calle: los sin techo.

Estas personas se ven obligadas a dormir entre cartones pasando frió durante todo el año y nadie se preocupa lo mas mínimo por ellos. Es frecuente la imagen de personas acostadas en cajeros automáticos o junto a las basuras y la única reacción de la mayoría de la gente es alejarse de ellos en la medida de lo posible. Y en algunos casos corren el peligro de ser atacados violentamente como ha ocurrido en alguna ocasión. Tambien es frecuente, sobre todo en estas fechas, verles por las calles pidiendo dinero, con carteles del tipo “Tengo 4 hijas y nada para comer”.

Curiosamente, según se van acercando las navidades, fechas en las que nos reunimos en familia, todo el mundo se acuerda de aquellas personas que las pasaran muertas de frió y hambre, como el resto de las noches del año. En televisión, cuando un personaje famoso o un político, incluso el rey, nos felicita la navidad siempre hace referencia a los desfavorecidos, que tendrán que pasar estos días en pésimas condiciones.

Pero, ¿alguien hace algo al respecto? Pues no. Nadie absolutamente. Todos esos personajes conocidos, despiden sus programas en radio o televisión muy preocupados por esa pobre gente que no tendrá una mesa en la que sentarse a cenar, pero en cuanto las cámaras se apagan, cogen sus lujosos coches y se van a sus confortables casas a disfrutar de una opulenta cena navideña.

El problema de los sin techo, es un hecho desgraciadamente muy común en nuestras calles. Las instituciones deberían habilitar un mayor número de centros para dar comida y cobijo a esta pobre gente que no tiene posibilidades.

Por otro lado la sociedad con sus gobernantes al frente debería establecer programas de reinserción social para que estas personas puedan conseguir una vida digna; poder ganarse la vida con un empleo que les pueda facilitar su incorporación a la sociedad.

También es verdad que hay algunos casos de personas que se han acostumbrado a vivir de esta manera y han encontrado en ella una forma de vida como otra cualquiera y prefieren vivir así, libres, sin ataduras y sin tener que supeditarse a unas normas de convivencia como el resto de la sociedad. En cualquier caso esta situación se da en un tanto por ciento muy bajo y la mayoría de los sin techo están deseando salir de las calles.

Este es un claro ejemplo (entre otros muchos) de la tremenda hipocresía en la que vivimos sin apenas darnos cuenta y en lo hipócritas que nos estamos convirtiendo todos, pues nuestra mayor preocupación es si gustará o no gustará el regalo que hemos comprado a la familia por navidad.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.