circulación sin burbujas

Las Navidades con sus calles llenas de luces, los regalos, el champán, las burbujas, los villancicos, el olentzero. Todo suena a felicidad, alegría, suerte, regocijo. Todo parece hacernos inmortales.
Sin embargo, en estas fiestas, como en todas, el abuso se hace notorio, ya sea con la comida, con el dinero, con el alcohol…
Todos sabemos que en estas fechas sobre todo se desea estar con la familia, en armonía, contentos; pero, creo que todo eso es posible adoptando un cierto grado de responsabilidad, siendo así capaces de controlarnos con el fin de no hacer ninguna tontería con mayúsculas.
Si, me estoy refiriendo al tema del alcohol y concretamente del alcohol frente al volante, ya que, por desgracia, estas víctimas se siguen haciendo hueco en el telediario del día a día en estas fechas. ¿Y no es verdad, siendo tú uno de ellos, que merece la pena pensarse las cosas dos veces para poder reunirte el año que viene con los tuyos?
Cada vez son más las vidas que se cobran las carreteras, ya sea de niños, jóvenes o de adultos.
Últimamente, con el incremento de las noches de fiesta, sobre todo entre los jóvenes, se ha intensificado el riesgo de accidentes, ya que muchos de nosotros no nos percatamos del peligro que supone tomarnos una copa y, a continuación, lanzarnos a la carretera.
Personalmente creo que a los jóvenes en general nos cuesta ver el peligro que conllevan ciertas acciones y no solo eso, sino que además nos sentimos capaces de controlar dichas situaciones. Si a esto le añadimos la ingesta de alcohol, esa sensación aumenta, se duplica, se triplica, sin ser conscientes de que el riesgo también aumenta en la misma o mayor proporción. Y es en ese preciso instante es cuando ocurre la tragedia.
Porque lo que vemos en los medios de comunicación no es un mero dato, sino que cada vez hay más compañeros o familias conocidas que se encuentran entre esas victimas. Y no solo las personas que sufren los accidentes son las victimas, sino que las consecuencias del desastre salpican a todos los que están a su alrededor, dejándoles inmersos en mundo totalmente extraño y a la vez irracional para ellos, un mundo lleno de dolor.
Por eso, en estas fiestas que se supone se deben estrechar lazos, compartir momentos felices, entregar regalos….¿Que mejor regalo sería el ser conscientes de no provocar estas situaciones de riesgo para aportar nuestro pequeño a la vez que grande granito de arena, evitando la desilusión y el desastre?
Al fin y al cabo, nosotros somos quienes deberíamos tomar partido de ello y dejar de ser tan egoístas: si bebes no conduzcas ¿Lo entendemos?.

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