El aborto, ¿homicidio o solución?

Hace cosa de un par de días llego a mi correo un e-mail que contenía fotos de fetos muertos en el que aparecían frases como “el aborto es un delito, es atentar contra la vida humana” y por lo que he podido comprobar, después de haberme informado y haber leido varios artículos, el proyecto de la ley aprobada por el gobierno, sobre la reforma del código penal que acepta una nueva legislación del aborto, ha provocado una crítica exagerada en la sociedad. Unos consideran la ley exagerada y otros creen que ya era hora de que esta ley se impusiera.
Yo estoy totalmente de acuerdo con el contenido de esta nueva ley ya que creo y siempre he creído que debe ser decisión de cada mujer si tiene o no a su hijo, sobre todo si es un embarazo de alto riesgo, ya que es sobre su cuerpo que toma la decisión. Una sociedad que prefiera un feto (proyecto de humano) a un humano ya formado es una sociedad verdaderamente lamentable, ya que dejaríamos a parte todos los derechos humanos.

Por otro lado, también existen distintas situaciones al anterior. Existen casos en los que la “futura madre” es demasiado joven como para sacar un hijo adelante, que el feto a sido fecundado en una relación inestable, que la mujer ronda los 40, tiene una familia ya formada y no se siente preparada para poder educarlo y mas si la economía es un problema. Creo que es muy fácil criticar y rechazar cualquier opción sin pararse a pensar en los diferentes casos de cada mujer y más si uno no se pone en el lugar de ellas.
En mi opinión, la ley del aborto es un nuevo triunfo de la lucha de la mujer por la despenalización del aborto, es una liberalización en la que médicos y jueces deben ser objetivos en sus decisiones. Creo que las creencias religiosas no pueden tener nada que ver a la hora de tomar la decisión de abortar ya que antes de cualquier creencia esta tu salud, tanto física como mental y también habría que tener en cuenta que los hijos no deseados, en la mayor parte de los casos son rechazados por los padres, que les niegan todo tipo de afecto, cariño y en algunos casos son objeto de malos tratos. El niño rechazado vive con un sentimiento de soledad, inseguridad y aislamiento, comportándose de forma agresiva y antisocial por lo que en esos casos correrían peligro también la salud mental y física de esos niños.

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