Los hombres que no amaban a las mujeres

Llegó el verano, ese verano tan largo que tenemos en primero de bachiller, y me propuse leer un libro de esos que tienen muchas páginas y que no suelo leer.
Como estaba tan de moda la trilogía de Millenniummi ama, que ya se había leído el primero, me convenció para que empezara, diciéndome que estaba segura que me iba a “enganchar”.
Y así fue; una vez que empecé ya no podía dejar de leer. De repente me vi envuelta en la historia que Henrik Vanger contaba a Mikael Blomkvist alias Kalle Blomkvist sobre la desaparición de su sobrina hacía treinta y seis años en la propia finca de la poderosa familia Vanger. Desde la desaparición de Harriet su tío en cada cumpleaños recibía un cuadro con flores secas enmarcadas, lo mismo que Harriet le regalaba cuando vivía con él. Henrik, que aún con el paso de los años no ha podido olvidar a aquella niña, decide en su vejez y a las puertas de la muerte poner fin a este misterio.
El último intento para resolver esta misteriosa desaparición decide encargárselo a Mikael Blomkvist, un famoso periodista que en esos momentos está pasando por un duro trance con la justicia.
Sin saber muy bien como ni de que manera Mikael conoce a Lisbeth Salander, la cual se convertirá en su mejor colaboradora en el intento de resolver el caso Vanger.
Lisbeth, una chica joven, es una muy particular investigadora privada, llena de piercings y tatuajes, socialmente inadaptada con una muy peculiar visión de la vida y unas extraordinarias dotes para la informática, por medio de la cual conseguirá no sólo ayudar a Mikael sino también convertirse en una mujer millonaria.
Es una trilogía del llamado género negro, su autor Stieg Larsson no llegó a conocer el gran éxito puesto que murió antes de un ataque al corazón. Según va contando a lo largo de la novela, en el comienzo de cada capítulo, en Suecia, aún siendo uno de los países más desarrollados de Europa el porcentaje de mujeres maltratadas es altísimo.