Son los alimentos transgénicos el futuro?

Un transgénico (Organismo Modificado Genéticamente, OMG) es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes. Las técnicas de ingeniería genética consisten en aislar segmentos del ADN (el material genético) de un ser vivo (virus, bacteria, vegetal, animal e incluso humano) para introducirlos en el material hereditario de otro.



Los productos transgénicos no son beneficiosos a pesar de que las multinacionales los muestren como la solución del futuro para incrementar la productividad y resolver el hambre en el planeta. Es más, estos alimentos producen a largo plazo grabes efectos ambientales, agrarios, sanitarios y socio económicos.

Algunos de los peligros de estos alimentos para el medio ambiente son el incremento del uso de tóxicos, la contaminación genética, la pérdida de biodiversidad, el desarrollo de resistencias en insectos y "malas hierbas" o los efectos no deseados en otros organismos.

Las variedades transgénicas contaminan genéticamente a otras variedades de la misma especie o a especies silvestres emparentadas. Una vez liberados al medio ambiente los transgénicos son incontrolables. La contaminación genetica es impredecible e irreversible, no se puede volver a la situación de anterior. La polinización depende de factores naturales y por lo tanto es imposible controlarla.

Los ensayos en campo, incluso a pequeña escala, presentan riesgos de contaminación genética, por lo que deberían prohibirse. Por otro lado, el uso de la biotecnología siempre que se haga en ambientes controlados y sin interacción con el medio ambiente puede ser positivo. A pesar del gran potencial que tiene la biología molecular para entender la naturaleza y desarrollar la investigación médica, esto no puede ser utilizado como justificación para convertir el medio ambiente en un gigantesco experimento con intereses comerciales.


Los OMG refuerzan el control de la alimentación mundial por parte de unas pocas empresas multinacionales. Son una de las herramientas en manos de las empresas de la alimentación y no constituyen en absoluto un medio para luchar contra el hambre, sino que aumentan los problemas alimentarios. Los países que han adoptado el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible.

En cuanto a los riesgos sanitarios a largo plazo de los OMG presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos no se están evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido. Nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos y efectos inesperados son algunos de los riesgos.

Es interesante saber que el maíz, la soja o sus derivados industriales están presentes en más del 60 por ciento de los alimentos transformados, desde el chocolate hasta las patatas fritas, pasando por la margarina y los platos preparados. Los productos que contienen este tipo de alimentos bioquímicos tiene una señalización en sus envases.

El 18 de abril de 2004 entraron en vigor los reglamentos de etiquetado de alimentos y piensos modificados genéticamente; segun estas normas, deberán ser etiquetados los productos que deriven de cosechas transgénicas, independientemente de la presencia de ADN o de proteína "transgénica" en el producto final. Así, cualquier alimento que contenga OMG o derivados debe declararlo en su etiqueta (con la mención "modificado genéticamente" o "producido a partir de -nombre del ingrediente- modificado genéticamente") en la etiqueta si contienen o están compuestos por OMG.

Definitivamente, a largo plazo los OMG no representan ninguna ventaja ni para los agricultores, ni para los consumidores. Los OMG no son una solución al hambre en el mundo. Al contrario: aumentan la dependencia de los agricultores frente a las multinacionales propietarias de las patentes. Los OMG son un instrumento de control de la alimentación mundial en manos de unas pocas empresas multinacionales.

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