JUEGOS INTERACTIVOS ¿UN HOBBY O UN ADICCIÓN?


Hoy en día muchos jóvenes están enganchados a los juegos interactivos, y en muchos casos esta obsesión se convierte en una adicción. ¿Acaso estamos frente a la droga del siglo XXI? ¿Se puede igualar esta adicción a otra como el alcoholismo o las drogas?

En el mundo tecnológico en el que vivimos, ¿qué niño no ha tenido nunca un mando de una Play Station, de una X-box o de cualquier otra consola en sus manos? No cabe duda de que probablemente muchos de ellos no podrían vivir sin estas máquinas inventadas para nuestro entretenimiento. Pero muchas veces, el jugar en ellas se convierte en más que un juego, se convierte en una obsesión.

Tanto niños como niñas de todo el mundo tienen muchas ganas de llegar a casa para poder seguir con la partida que habían dejado a medias. Esto, produce que muchos de ellos dejen a un lado sus obligaciones, por ejemplo los estudios. Por lo que en el colegio no prestan la atención necesaria y en casa no dedican el suficiente tiempo, con lo que las notas no llegan a las expectativas de sus padres, lo que produce serias discusiones sobre el uso de las consolas en la casa, Por otro lado, también el uso excesivo de los juegos interactivos puede producir un aislamiento del mundo, es decir, el niño no sale a la calle, sino que lo único que quiere es estar en su cuarto jugando a la consola. En consecuencia, podríamos decir que se convierte en un ermitaño, se aísla sin tener ninguna relación con el exterior.

Por el contrario, también hay que mencionar que no todo en relación con los juegos interactivos es malo, ya que el uso moderado de éstos es bueno para poder evadirse del mundo en ocasiones, e incluso puede tener un objetivo educativo. Muchos juegos tienen el fin de hacer pensar al jugador, como puede ser utilizando la lógica o la razón para poder seguir adelante en el juego. Además, hoy en día muchos juegos contienen un modo on-line en el que el jugador puede jugar con otros jugadores por lo que la persona no se aísla del todo.

En resumen, los juegos interactivos no son ni malos ni buenos, sino que con un uso moderado y controlado pueden llegar incluso a tener un fin educativo.

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