ESTANCADOS EN EL PASADO

Claro está que a esto no podemos anteponerle el típico rótulo que aparece ocupando la pantalla de nuestras televisiones al comienzo de nuestra serie policíaca preferida: “Los hechos y personajes de la siguiente historia pertenecen a la ficción. Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”. Pero la vida da sorpresas y os aseguro que por muy extraño e irreal que parezca, los hechos narrados en este artículo no son invenciones y representan a personas y eventos reales.


El gremio Amish lo forman alrededor de 230.000 personas, divididas por 22 asentamientos en los Estados Unidos de América y en Ontario (Canadá). Pertenecen a una comunidad religiosa cristiana de creencias anabaptistas –nombre con el que se determina a sociedades religiosas que surgieron en Alemania, los Países Bajos y Suiza durante la Reforma, con el significado de “el que se bautiza nuevamente-, la cual rechaza todos los avances tecnológicos acaecidos a partir del siglo XVII, momento en el que se estancaron. Dentro de esta comunidad se pueden diferenciar dos grupos principales: los Amish “conservadores” y los “progresistas", y se desigualan según las influencias que hayan tenido.
Este colectivo tiene muchas características peculiares: típicamente los hombres iran bien afeitados hasta que se casen y a partir de ese momento dejarán que su barba crezca; rechazan a Hochmut (orgullo, arrogancia, desprecio) y le dan gran valor al Demut (humildad) y Gelassenheit (calma, compostura y placidez); y a a la edad de los 16 dan una oportunidad a los jóvenes para conocer el mundo “moderno”, práctica llamada Rumspringa.


La verdad es que no me decantaría por este estilo de vida, pero debo reconocer que sus creencias, el porqué a vivir así y la crítica que hacen hacia “las modernidades” y que los lleva a rechazar su uso se me hacen interesantes. Considero que aunque el mundo sea uno, hoy, 29 de noviembre de 2009, lo formamos 6.799.981.113 personas totalmente distintas, con formas de ver la vida muy diferentes, y que, al fin y al cabo, en la variedad está el gusto.


Mi primera impresión hacia los Amish no fue generalmente buena. Pensaba que me estaban tomando el pelo, que no podía ser real. Pero me dediqué a buscar información y a medida que leía, mi interés se fue agrandando. El descubrir que hay gente que ha decidido tomar otro camino en su vida me emociona, y me dan ganas de conocer de primera mano sus opiniones acerca del mundo, del comportamiento de la gente, lo que les lleva a vestirse, a comportarse, a pensar de tal modo. En realidad, me gustaría conocer aún más su mundo, adentrarme en él, poder compartir con ellos lo que opinan de la vida. También me parece una forma provechosa de vivir, ya que el hecho de no tener la ayuda de los nuevos inventos, influye al planeta de una forma muy positiva, porque al no verter elementos contaminantes a la atmósfera, le ayuda, aunque sea en un porcentaje muy pequeño.


Pero también hay cosas que no me acaban de encajar. Su devota creencia en las leyes Amish les han provocado el no querer tener ningún tipo de contacto con el mundo “exterior”. Pero, ¿acaso hay que llevar tan al extremo tus convicciones? Bajo mi punto de vista, el querer vivir de una forma diferente no debería limitar el trato con personas ajenas a tu comunidad; de ser así, no tengo ninguna duda de que el mundo no sería mundo. Es decir, en el mundo hay diferentes culturas, diferentes idiomas, diferentes religiones, diferentes costumbres, diferentes comidas, diferentes opiniones… Si partiésemos de la filosofía Amish, no tendríamos relación con nadie; ni siquiera existiríamos ya que las células de nuestro cuerpo no podrían funcionar como uno sin una relación mínima que las comunicase. Además, al comportarse así hacen una demostración de discriminación, por mínima que sea, hacia nosotros, y ¿quién sabe si algún día necesitarán ayuda de los “modernos” y de nuestro mundo?

Por otro lado, el haberse estancado en el siglo XVII conlleva a la inferioridad de la mujer, la intolerancia hacia los homosexuales, etc. Y son estos conceptos, los cuales más fuerza tienen, los que no me permitirían entrar en una sociedad así, ya que creo que el respeto hacia lo diferente nunca hay que perderlo.

De todos modos, y omitiendo algunas creencias, la sociedad Amish me ha impresionado de una manera muy grata, y puede que la gente les vea como extraños, pero para mí ha sido descubrir un mundo nuevo que algún día me gustaría conocer a fondo. Eso sí, no dudaré en volver al mundo moderno.



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Os dejo aquí un documental breve acerca de su forma de vida y costumbres (está en inglés pero las imágenes son buenas): http://www.youtube.com/watch?v=PAgSCTdnrhk

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