Viena, una calle de Bilbao


El encuentro entre el Austria de Viena y el Athletic de Bilbao, que se disputaba en el estadio Franz Horr, se reanudó veinticinco minutos después de que fuese suspendido por la invasión de campo de algunos aficionados radicales de la extrema derecha.
En un principio parecía que iba a ser un partido tranquilo, tanto deportivamente, por el bueno juego del combinado rojiblanco, como extradeportivamente, en las gradas. Pero por desgracia no fue exactamente así. Los incidentes comenzaron con la quema de bengalas, que fue la causa de la breve interrupción al principio de la segunda parte. Al de poco, cuando el conjunto bilbaíno metió el segundo, en el minuto 61, un abundante número de ultras invadió el terreno de juego y obligó a la Policía a intervenir. A parte de todo lo anterior, hay que subrayar que durante todo el partido estos descerebrados ultraderechistas estuvieran gritando continuamente cánticos que ofendían a todo aficionado bilbaíno.


Estos incidentes pudieron ser causados por varias razones: la impotencia de los aficionados locales al ver que su equipo no podía hacer nada ante un bien plantado Athletic, la ideología política ultraderechista y el posible consumo de drogas que les llevó a no pensar ni en las consecuencias que podían provocar.
Esta situación me lleva a reflexionar sobre todo lo que rodea a este maravilloso deporte. En ocasiones el fútbol, para desgracia de los que somos amantes de él, cuando se juntan varios grupos de salvajes, puede pasar de ser un momento en el que uno se esté divirtiendo, viendo a su equipo ganar, a ser, en escasos segundos, causa de un total malestar, fuente de angustia y nerviosismo. Lo segundo fue lo vivido por los aficionados que viajaron a la capital austriaca a animar a su querido Athletic el pasado 3 de diciembre. Bajo mi punto de vista, estos indecentes aficionados deberían tener prohibida la entrada a cualquier estadio de fútbol para siempre porque han mostrado no saber comportarse en ninguno. Hay que destacar que estas “personas” no eran sólo aficionados del Austria de Viena, sino también aficionados de la misma ideología política de equipos como el Atlético de Madrid, Lazio, …
Por otra parte, me gustaría mencionar la pasiva actitud demostrada por la policía austriaca. En efecto, cuando comenzó la invasión de campo, lo único que hizo la policía fue intimidar al gran grupo radical mediante el elevado número de componentes del cuerpo policial. Esto no fue suficiente para reprimir la situación, ya que a la salida del campo los aficionados del Athletic tuvieron muchos problemas porque los ultras les estuvieron tirando objetos impidiendo que pudieran salir. La situación fue tan insostenible que a la policía no le quedó más remedio que volver y escoltar a los bilbaínos. Me parece una vergüenza que los aficionados austriacos pudieran seguir tirando cosas, sin que los policías hicieran uso de su “autoridad”.
Estos graves incidentes en el deporte me llevan a preguntarme cuáles serían las medidas que se deberían de tomar. En primer lugar, yo pediría a la UEFA el cierre del campo por cuatro partidos mínimo, ya que estos incidentes no pueden ser permitidos bajo ningún concepto en ningún campo de futbol. Por otro parte, exigiría al comité poner una dura sanción, tanto al club como a los radicales que asistieron al partido. Por último, agradecería al gobierno austriaco que evaluara el grado de seguridad que ofreció el cuerpo policial ante esta situación.

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