Los hombres que no amaban a las mujeres


Llegaba el verano y me apetecía leer un libro. Me recomendaron “Los hombres que no amaban a las mujeres”. Decidí leerlo. Estaba de moda y había leído buenas críticas. Aprovechaba a leerlo en la cama y en la playa. Terminaba con la espalda y los ojos hechos polvo, pero daba igual. Sus 672 páginas se me quedaron cortas. Por una parte deseaba que terminase para saber el final, pero por otra, deseaba saber más sobre la protagonista Lisbeth Salander, una investigadora privada, apartada del la sociedad, incontrolable y con unas cualidades alucinantes para logar todo aquello que desea. Una joven que a pesar del inmenso sufrimiento de su infancia y juventud y de los desagradables momentos vividos no se rinde y continua hacia delante.

Es una novela de género negro completa donde se critica a los hombres que se aprovechan y menosprecian a las mujeres. Mikael Blomkvist, un periodista denunciado por difamación, decide sacar a la luz los trapos sucios de la política y las finanzas y donde se mezclan tríos amorosos, crímenes, historias emotivas...

A pesar de ser una obra muy dura y desagradable en algunos aspectos, ya que el autor consigue describir violaciones, maltratos y todo tipo de agresiones con tal realismo que no puedes evitar sentir nauseas. Sin embargo, ninguno de sus duros episodios quita las ganas de seguir con la alucinante desaparición de Harriet Vanger, sucedida hace varios años de la que solo su tío Henrik Vanger, un empresario al borde de la muerte, desea resolver. No quiero contar ningún otro detalle más ya que quitaría el misterio y la intriga de la historia.

Sólo quiero destacar el contraste que me ha parecido que hay entre la acción, dinámica y fluida, y la descripción de ambientes, pueblos, ciudades, locales… detallada y precisa. Ha habido momentos en que he sentido que paseaba por Gotemburgo y otros que necesitaba tomar un café, como el protagonista, para aliviar el frío en la vieja cabaña de la aldea.

Este primer libro despertó en mí ganas de leer más novelas de género negro, llenas de suspense, acción y un final inesperado. Estas navidades dispongo de tiempo y ganas suficientes para empezar el segundo libro de esta trilogía, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”.

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