La razón por la que elegí este libro fue porque entre los que tenía en casa este era, según mi ama, el más entretenido. La verdad es que no lo empecé con gran entusiasmo porque los gustos que tenemos mi ama y yo no creo que sean demasiado parecidos pero me equivoqué. Al principio si que me parecía un poco aburrido con todo el rollo de la cocina y eso pero al final me acostumbré a esto y a partir de la mitad del libró más o menos me enganché, no como si estuviese leyendo un libro que elegiría yo pero para ser un libro de clase me enganché bastante.
Al principio me costó situarme en el contexto de la historia pero luego me imaginaba que ocurría en una telenovela latinoamericana que tan de moda se pusieron hace un par de años, en las que viven familias en ranchos gigantes y las madres deciden con quien se tienen que casar los hijos y las hijas pero luego estos como no quieren mantienen romances extramatrimoniales y todo esto.
Yo creo que la novela es especial por lo que tiene que ver con las recetas que aparecen al principio de los capítulos y las metáforas de la cocina. A pesar de que esto es lo que en mi opinión caracteriza la novela, al final se hace cansino tantos fogones y recetas de comidas extrañas.
Yo creo que la novela es especial por lo que tiene que ver con las recetas que aparecen al principio de los capítulos y las metáforas de la cocina. A pesar de que esto es lo que en mi opinión caracteriza la novela, al final se hace cansino tantos fogones y recetas de comidas extrañas.
El final de la novela, la muerte de los protagonistas, Tita y Pedro, es original ya que yo me esperaba un típico final de vivieron felices y comieron perdices, pero lo que ocurre en realidad no deja de ser feliz y trágico a la vez y sobre todo es inesperado, un rasgo imprescindible en cualquier buena novela.
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