ÉFIMERA PIEDAD

(Intro)En el mundo occidental, del mismo modo en que somos muy dados a la gratificación inmediata y a los impulsos más banales, nos emocionamos y nos apiadamos de manera efímera. Lo difícil en nuestra sociedad es mantener la compostura a lo largo del tiempo, ser constantes. (Tesis) La piedad, como las modas, se agota, pasa al olvido. Siempre habrá otro amor que nos haga olvidar el anterior, siempre habrá otra pena que nos haga olvidar la que ahora nos quita el sueño. Va con el consumo, con el capitalismo, con la tecnología…

(Intro 2)Ante la reciente actividad sísmica que ha causado numerosas víctimas mortales e incalculables daños materiales en Haití, Chile y China se ha intentado hacer creer a la opinión pública que la sociedad en su totalidad se está volcando en ayudar a estos pobres desgraciados que casi, como si de una reprimenda divina se tratara, parecen estar pagando por todos los abusos cometidos contra la Madre Tierra. Los medios de comunicación se encargan de conmover con sus imágenes a los ciudadanos occidentales de la trágica situación que viven. Se movilizan recursos, casi siempre insuficientes: tiendas de campaña, perros husmeadores de vida humana, regimientos militares… etc. La opinión respira tranquila viendo como el mundo occidental responde solidariamente a la necesidad de ayuda humanitaria. Sin embargo, a la segunda semana de la tragedia la noticia queda marginada y, muy de tarde en tarde, reaparece en las pantallas. Nuestra conciencia se tranquiliza porque lo que no se ve no existe.

(Arg 1)En diciembre del año 2004, un terrible maremoto (prefiero evitar la palabra “tsunami” para no caer en el servilismo de los neologismos) devastó casi por completo una gran parte de Indonesia y Tailandia. Rápidamente los medios de comunicación occidentales se llenaron de imágenes y relatos que daban fe de la gravedad de lo ocurrido en las costas asiáticas. Tan pronto como esto ocurrió, se puso en marcha también, una grandiosa red mediática de apoyo a los países damnificados, que consistía de maratones televisivos recaudatorios, “merchandising” supuestamente dirigido a conseguir dinero para la recuperación socio-económica del lugar… etc. Todo esto duró, como todo en nuestra sociedad, bien poco. Tras aproximadamente mes y medio de la terrible catástrofe, los medios de comunicación dejaron de fijarse en las castigadas costas del sudeste asiático y prefirieron relegarlas al último minuto del telediario o a las últimas páginas de los periódicos.

(Arg. 2)¿Quién se acuerda ya del ciclón Katrina? Sus efectos fueron devastadores, en parte, por la falta de previsión del gobierno Bush. Todos nos conmovimos con las imágenes de abandono y desamparo en que quedaron sus habitantes. Hoy ya nadie se acuerda. Más de un tercio de la ciudad huyó, y a día de hoy, todavía no ha vuelto, ya sea porque murieron o porque reorganizaron sus vidas en otros lugares, prefirieron hacer borrón y cuenta nueva. Lo que Nueva Orleáns necesitaba y sigue necesitando (lo recalco) era una solución a largo plazo y no la sobreatención que se le brindó durante algo más de dos meses. Ese es un trabajo de corredor de fondo, no de velocista, pero claro, a los medios solo les interesa lo extraño, lo anómalo, y no la realidad constante del día a día. Una vez más la desgracia, olvidada.

(Arg. 3)El 12 de enero de 2010 la tierra tembló en Haití. Dado el número de víctimas y la debilidad del gobierno y las estructuras del estado más pobre de Sudamérica, fue el terremoto más catastrófico de la historia. Al principio el eco y las ayudas internacionales fueron masivas y los medios de comunicación se encargaron de sensibilizar a la opinión pública. Hoy apenas queda huella alguna en nuestra conciencia
del drama de los haitianos. Parece como si la nube de ceniza islandesa, además de dificultar las conexiones entre los países europeos, estuviera corriendo
un tupido velo sobre la tragedia haitiana, llevándola al olvido definitivo.
(Con.)Los seres humanos somos así. Somos apasionados, lloramos con las imágenes, pero cuando el silencio de los medios anestesia nuestra sensibilidad olvidamos la trascendencia del problema y lo dejamos de lado, así, las víctimas son paulatinamente abandonadas a su suerte

0 comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.