La píldora del día después, ¿precaución o remedio?

No hace mucho se ha empezado a vender en las farmacias la llamada píldora postcoital o píldora del día después sin necesidad de receta médica. Eso ha traído cola, ya que muchas jóvenes han empezado a utilizarla como método anticonceptivo y están utilizándola a diario sin conocimiento de las consecuencias que puede traer. La dicha píldora se creó con la finalidad de prevenir un embarazo tras haber mantenido relaciones sexuales sin precauciones o cuando las precauciones no han funcionado, pero no como método anticonceptivo.

Para empezar, yo creo que el hecho de poder comprarlas en cualquier momento sin necesidad de dar explicaciones ha hecho que los jóvenes, sobretodo adolescentes, tengan menos cuidado y utilicen menos precauciones.

Además, la píldora no sirve para evitar el contagio de las enfermedades de transmisión sexual, por lo que la tasa de enfermos podría aumentar por la falta de precaución de los ya mencionados jóvenes.

Es verdad que alguna vez es posible que suceda un accidente, como que el preservativo se rompa o el método anticonceptivo no sea efectivo, por lo que en tal caso me parece genial acudir a buscar la píldora postcoital, pero no cada vez que se han mantenido relaciones sexuales.

No sólo eso, la píldora, siendo utilizada a menudo tiene consecuencias y efectos secundarios que las jóvenes desconocen como vómitos, trastornos de la menstruación, sangrados vaginales, dolores abdominales y de cabeza, etc. Efectos que la mayoría de jóvenes desconocen por la poca información que reciben; ya que es muy fácil informar en los medios de comunicación que las píldoras están a disposición de quien las necesite pero sin advertir de sus consecuencias.

En consecuencia, creo que debería haber un control más severo de la gente que utiliza píldoras para evitar que se convierta en un método conceptivo más, como el preservativo, el anillo vaginal, el DIU, etc. y así venderlo a quién ha tenido un despiste o un problema pero no a los inconscientes que la utilizan sin temer a sus consecuencias ni a las enfermendades de transmisión sexual.