Pasen y vean

El pasado 19 de enero famosos de Hollywood como Jennifer López, Scarlett Johansson o Nicole Richie se solidarizaban con los damnificados de Haití. En el programa de Larry King Live contestaban las llamadas de sus seguidores para recaudar dinero para las víctimas del terremoto. Se recaudaron $9 millones que en euros son aproximadamente 6,5 millones.
Lo siento, no puedo evitar pensar que hubo personas que en realidad pagaron por hablar con un famoso sin importarles mucho para qué sería destinado su dinero. También me ha resultado difícil comprobar que si vemos a nuestro ídolo paseando, con gesto desconsolado, entre ruinas y personas heridas nuestro corazón se ablanda antes.
Aquí, más cerca de nosotros, futbolistas famosos como Iker Casillas también piden que nos solidaricemos y contribuyamos con nuestro dinero. En anteriores ocasiones otros deportistas nos han pedido que compremos un bolígrafo solidario o hemos visto cómo actrices y cantantes famosas visitaban niños huérfanos en Calcuta estupendamente maquilladas y vestidas.
En las revistas del corazón podemos ver qué tipo de vida llevan, coches, trajes… derrochan su dinero sin ningún tipo de pudor. ¿Qué mejor marketing para ellos que aparecer ahora en Haití?
Pero no hacía falta un terremoto para fijarse en miles de niños que mueren cada día de hambre, en miles de mutilados, muertos y heridos de tantas guerras que, por desgracia, existen aún. No hacía falta un terremoto para haber fijado nuestra vista en Haití, uno de los países más pobres del mundo que está pegadito a uno de los más ricos.
Y, por último, no debería haber hecho falta tanto despliegue de actores, actrices, cantantes, marines, helicópteros… para dar espectáculo. El mayor espectáculo del mundo lo vemos cada día en las noticias de la televisión y, desgraciadamente, nos hemos acostumbrado. Quizá tengan razón, necesitamos que alguien, algún famoso, nos diga: “Pasen y vean. Comienza el espectáculo”.