¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?


Mediante los medios de comunicación estamos perfectamente informados de la triste y penosa situación en la que viven algunos y del poco equilibrio que hay entre lo que nosotros llamamos "el tercer mundo" y "el primer mundo".
El término tercer mundo fue denominado por el economista francés Alfred Sauvy en 1952, haciendo un paralelismo con el término francés tercer estado, para designar a los países que no pertenecían a ninguno de los dos bloques que estaban enfrentados en la Guerra Fría.
El abismo que separa el Primer del Tercer Mundo es cada vez más grande. Cuando vemos en la televisión desde nuestros cómodos sillones alguna de las tragedias que asolan el mundo, nos sentimos a veces profundamente conmovidos, y para tranquilizar nuestras conciencias, donamos dinero a alguna ONG o entidad benéfica, y eso no es que lo hagan precisamente el cien por cien de los habitantes. No digo que esto sea malo, pero el sentimiento que me invadió este verano cuando viaje a Méjico era algo más que indignación, era una sensación de impotencia, saber que has hecho ciertas cosas, como comprar muchos productos de bajo coste, que supone el malestar de millones de habitantes que no tienen otra salida que trabajar en ciertas industrias con un sueldo medio de cien dólares al mes y en situaciones penosas. Esto aumenta la inmigración, la cual no es la solución para su bienestar.
Aún así, podemos decir que la solución a este problema no es nada sencillo, ya que nuestro bienestar y calidad de vida, sobre todo como la de un país como España, está casi basada en explotar los recursos del tercer mundo.
Los laboratorios farmacéuticos utilizan como cobayas humanos a sus habitantes para desarrollar medicinas que luego no podrán comprar jamás por sus desorbitados precios, como las curas del Sida, cuyo tratamiento cuesta más de 1000 dólares por mes; la excusa que ponen las compañías farmacéuticas sobre los altos costes de investigación se cae por su propio peso cuando leemos sobre los enormes beneficios que obtienen, y el dinero institucional que reciben. África sufre por la grave enfermedad del Sida, y nadie mueve un dedo para evitarlo.
Es difícil describir un tema delicado, ya que por muchos artículos que leas ni muchas fotos veas, no se puede comparar con vivirlo, ya que estamos acostumbrados a ver estas cosas desde arriba.
Pero lo más difícil es poner una solución que resuelva de una vez este problema, pero como ya esta demostrado ni las ideologías más izquierdistas pueden hacerlo, ya que siempre habrá gente que quiera aprovecharse de la buena voluntad de las personas para montarse en el dólar, como bien se ha podido comprobar en algunas organizaciones caritativas. En mi opinión la clave se encuentra en la educación, en una educación que enseñe o transmita unos valores morales, que no incluyen logaritmos o formulaciones de química, las cuales solo se pueden aprenden con la práctica.

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