La maldición de ser blanco


Grupos de hombres armados con fusiles, hachas y machetes vagan por las aldeas en busca de albinos, los asesinan delante de sus familias y los degüellan para sorber su sangre caliente, con la falsa esperanza de volverse poderosos e imbatibles. A continuación los decapitan y los trocean con hachas y cuchillos de carnicero para vender la cabeza y los despojos a los curanderos.

No, este artículo no trata de ninguna película gore; relata hechos reales que tienen su origen en África, Tanzania, en un entramado de mitos y supersticiones que lleva a horribles padecimientos a la población albina de ese país.

Hasta ahora, mi información sobre los albinos era muy limitada; como casi todos conocía los cariños y elogios que Copito de Nieve recibió de nuestra parte durante su estancia en Barcelona. Hoy en cambio sé que los albinos son considerados trofeos muy preciados en una de las cacerías más bochornosas que ha padecido el género humano desde que los nazis intentaran exterminar a los judíos en la primera mitad del siglo pasado.

El albinismo es una condición genética en la que hay una ausencia congénita de pigmentación (melanina) de ojos, piel y pelo en los seres humanos y animales causado por una mutación en los genes. Esta carencia de melanina, que nos protege de las radiaciones ultravioletas, hace que sus vidas estén determinadas por el sol. Desgraciadamente, se han encontrado frente a otro enemigo aún mayor: la estupidez del ser humano.
Las cacerías mencionadas anteriormente son un negocio, en el que los albinos son la mercancía que se vende. De ellos todo se aprovecha: la piel, el cabello, carne y esqueleto. El cuerpo de un albino puede llegar a valer sobre 25.000 euros.

Demasiado macabro, pero cierto. Con su sangre, los brujos se dedican a preparar un “caldito” llamado muti; con sus genitales, una pócima sexual tan efectiva como la viagra y con sus extremidades, amuletos. ¡Por favor!, no se trata de la pata de un conejo, es la pierna de un niño indefenso e inocente.

Cientos de familias sufren cada vez que su hijo albino no llega a casa a la ahora acordada mientras que asesinos, sorprendidos in fraganti, con genitales humanos en porta hielos, gozan de toda impunidad y son ascendidos a altos cargos de la administración y el gobierno.

Es una vergüenza que en pleno siglo XXI las fuerzas políticas africanas estén sumergidas en prácticas que recuerdan más bien a la prehistoria que a un “mundo civilizado y moderno como el actual”, y todo por pura creencia.

1 comentarios:

Long Tall Sally dijo...

"Desgraciadamente, se han encontrado frente a otro enemigo aún mayor: la estupidez del ser humano".
Es muy interesante el artículo.

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