El cine siempre ha sido un buen lugar donde pasar una tarde con los amigos y amigas, con la pareja, e incluso con la familia. Los amantes del cine, o, porqué no, cualquier persona, podía disfrutar viendo una película, con una calidad extraordinaria en vez de verla por la tele. Más barato, si, pero hay que saber qué cosas merecen la pena y cuáles no.
Hoy en día, en apenas dos años el cine ha subido su precio aproximadamente 2 euros, por lo que varios y varias jóvenes no pueden permitirse ver la película que desean. Ahora mismo, el cine está a la altura de un lujo que cualquiera no se lo puede permitir, por lo que varias películas deberían retirar la etiqueta “para todos los públicos” a cambio de “para todos los que tengan dinero”.
Y es que si sigue incrementando el importe con esta velocidad, el precio llegará a una cantidad en la que hace dos años ni podíamos imaginar. Todo. Todo. Todo hace que el coste sea mayor al realizar una película. Los actores cobran más. Las productoras piden más. Los espectadores piden mejores películas. El futuro está en el 3D, que también es un gasto importante. Y claro, la misma historia de siempre, los que tienen que pagarlo todo somos nosotros, y lo sufrimos con desmesurados precios. Aunque la verdad es que no se si salen ganando, puesto que cada vez que voy al cine (que son muy pocas porque mi cartera no pesa mucho) no veo más que salas vacías o llenas hasta la mitad, y sólo de vez en cuando, cuando la película tiene un éxito increíble, suelen llenarse, como es el caso de la película “Avatar”. Aunque mirándolo desde otro punto de vista, ¿no es más lógico no ponerlas tan caras para que vaya más gente? Porque, si las matemáticas no engañan, se ganaría mas dinero con 400 personas pagando 4 euros que con 200 personas pagando 6 euros.
Un claro ejemplo es la anteriormente comentada película, Avatar, que ha revolucionado la industria del cine con el 3D, los efectos especiales… pero claro, no es nada más y nada menos que la película más cara de la historia. Pero esta película es la grán excepción, porque ha sido la más taquillera en todo el mundo. Daba igual el precio, todo el mundo pagaba por verla. Con esto quiero decir que si en realidad quieren que tanta gente vea las películas, que merezcan la pena. Lo que deberían hacer es poner un distinto precio a cada película, en relación a su calidad y su coste. Por ejemplo, que por “Avatar” cobren 6 euros (como ahora) y por “Rec”, una película española en la que sólo se ha necesitado una cámara y actores no conocidos en el mundo del cine, cobren 3 euros.
Si seguimos a este ritmo, en las películas no debería de poner “TP (apto para todos los públicos)”, “18+”, o “13+”. Pasaríamos a una nueva era, en la que en las películas pondría “+3€”, “+6€” o más, porque si seguimos así, en el 2015 ir al cine costaría algo más de 10 euros. ¡Que divertido! Los niños viendo películas bélicas, de terror… y contentos ellos, con la única preocupación de que han gastado 3, 6 o los euros que sean.
Con todo esto quiero decir que si quieren que el mundo del cine siga siendo uno de las más importantes en el ocio del ser humano, tienen que conseguir que sea más accesible, no convertirlo poco a poco en algo privado.
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