¿Obligatorio hasta los 18?


El pasado jueves día 29 de octubre, el ministro de educación Ángel Gabilondo, lanzó una propuesta que traerá cola. Sugirió la posible ampliación de la enseñanza obligatoria hasta alcanzar la mayoría de edad, 18 años, y no hasta los 16 como está estipulado hasta ahora. Su intención no es la inmediata entrada en vigor de ésta ley, sino simplemente crear un debate en la sociedad.

Si ya es difícil el hecho de cumplir con la obligatoriedad de la enseñanza hasta los 16 años, mucho más aún será tener que mantener a todos los jóvenes estudiando hasta los 18.

Según estudios publicados recientemente, el territorio en el que vivimos tiene un gran porcentaje de jóvenes cursando el bachillerato y/o enseñanzas superiores, pero por desgracia no ocurre lo mismo en toda la geografía española. Muchos jóvenes abandonan sus estudios nada más cumplir la edad reglamentaria, los 16, e incluso sin llegar a ella. En algunos de estos casos, la razón puede ser la necesidad de trabajar para contribuir en la economía del hogar (mas ahora en estos tiempos de crisis) pero, en la mayoría de ellos, los jóvenes simplemente no quieren seguir estudiando y prefieren perder su tiempo sin aportar nada a la sociedad en la que viven.

La sociedad lucha para que estos jóvenes se mantengan ocupados, o intenten al menos terminar la enseñanza secundaria obligatoria, ESO. Aun así, el número de jóvenes que pasan su tiempo sin hacer absolutamente nada sigue siendo mayor de lo que debería. Y eso siendo la enseñanza obligatoria hasta los 16. ¿Qué sería de la sociedad, si los jóvenes de hoy, no solo necesitaran el nivel mínimo que da la ESO para poder ser alguien en la vida, si no que encima se les obligara a tener cursados los dos años de bachillerato? Sería un fracaso. Si ya hoy una gran cantidad de jóvenes no encuentra un quehacer en su vida por no disponer de la ESO, si esta ley propuesta por Ángel Gabilondo entrara en vigor, habría una enorme cantidad de jóvenes inútiles para el desarrollo de la sociedad o de un país entero.

Por otro lado el hecho de obligar a permanecer dos años más en la enseñanza reglada encubre el problema del fracaso escolar. Si ahora se puede dar el caso de que en un aula de chavales de 16 años se encuentre algún rezagado que ha repetido uno ó más cursos, con la obligatoriedad hasta los 18 pueden ser hasta de 20 años los alumnos que compartan pupitre con los más jóvenes.

Además de todo lo expuesto anteriormente no se debe pasar por alto el hecho de que no todo el mundo vale para estudiar. Si hay alumnos a los que les cuesta cumplir la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, ¿qué sería de ellos si tuvieran que continuar estudiando dos años más?


No hay que olvidar que todo esto supone además una mayor inversión de recursos económicos por parte del Estado y habría que valorar si el incremento en el presupuesto para la enseñanza resultaría beneficioso a largo plazo. ¿No sería más rentable invertir en becas y ayudas para las personas que realmente lo puedan aprovechar?

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