La homosexualidad es un tema que nunca se ha planteado hasta ahora, pero que siempre ha existido como una cosa inevitable. Con la llegada del avance cultural, tecnológico y de derechos humanos, este tema que siempre se ha mostrado oscuro y escondido sale a la calle en los países primer mundistas. Poco a poco han ido consiguiendo derechos que hasta hace poco carecían totalmente. Con este progreso de los derechos humanos en tan poco tiempo es una pena saber que esta tendencia sexual es ilegal en ochenta países y se castiga con pena de muerte en otros cinco.
Quizás muchos lectores de religión católica, musulmán….se vayan a molestar conmigo por decir esto, pero lo siento por ellos: yo defiendo a los gays, hasta cierto punto. Nada tiene de malo que dos personas de un mismo sexo se amen. Los gays han sufrido y todavía sufren una discriminación muy injusta.
Algunas personas condenan a los gays. Es una pena. Los argumentos que usan para oponerse a los gays suelen ser los siguientes: “la homosexualidad es antinatural”; “ofende a Dios”; “constituye une enfermedad que debe ser curada”; “amenaza con destruir a las familias”; “no es una expresión de amor sino de lujuria pervertida”; “atenta contra la reproducción de la especie”; y “es una desviación moral inaceptable”. Incluso he llegado ha escuchar: “la homosexualidad no se contagiara verdad?”
Todos esos argumentos son falsos. Ser gay es perfectamente natural. Alguna gente nace así. Lo natural es lo que ocurre sin forzar las cosas, en armonía con la naturaleza, y es normal que algunas personas sientan este tipo de atracción. Muchas personas, desde pequeñas, sienten una atracción natural por otras personas de su mismo sexo. Eso ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo. He conversado alguna vez con algún gay de este tema. Muchos se han sentido gays desde niños. Lo antinatural sería obligarlos a estar con una mujer, a violentar sus deseos. Si las mujeres no les gustan, ¿por qué los vamos a forzar a acostarse con ellas o a vivir en absoluta castidad? Eso sería una crueldad. Ellos también tienen derecho a ser felices.
Hace tiempo la gente dudaba si la homosexualidad es una enfermedad, los gays no están enfermos. Hace ya mucho tiempo que los médicos dejaron de considerar a la homosexualidad como una enfermedad. No sabemos si las personas nacen gays o se hacen gays. Yo creo que algunas nacen y otras se hacen. Pero eso da igual. Lo importante es que hay personas gays y que ellas son felices así. ¿Por qué deberían cambiar? Eso es un disparate. Nadie debería cambiar su manera natural de ser, de vivir, de expresar el amor, siempre que así sea feliz y no le haga daño a nadie.
El hecho mismo de ser gay no define el contenido moral de una persona, su conducta y sus valores. Es perfectamente posible que una mujer o un hombre gay lleve una vida decente y admirable. Nadie está condenado a ninguna perversión sólo por sentir deseos hacia una persona de su mismo sexo, así como nadie está a salvo de llevar una vida sexual impresentable sólo por sentir una atracción hacia el sexo opuesto. Es cierto que algunos gays son muy promiscuos, pero eso parecería ser una consecuencia de que viven su sexualidad a escondidas, con vergüenza. Cuando una persona gay se atreve a vivir su sexualidad libremente, sin complejos, lo sano -casi diría lo natural- es que aspire a una relación de pareja y no a una vida promiscua. Pero, por último, si una persona quiere tener una vida sexual muy activa y acostarse con mucha gente, es problema de ella. Eso no depende de su identidad sexual sino de su moral personal.
Podemos incluso decir que el aislamiento o la marginación contra los gays forma parte del racismo en general. Desde los inicios del ser humano, siempre ha existido la cierta marginación con las diferencias. En mi opinión hay que dejar las diferencias a un lado y convivir con ellas.
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