Un libro de título aparentemente policiaco y enigmático cautivó mi atención pocos días antes de llegar el fin de plazo de entrega. El libro era estrecho, con un tono azul cielo y una flor que no había visto jamás; bajo ellas el título que mi atención tanto había llamado, Crónica de una muerte anunciada.
Buscando algo de información sobre él, con el fin de descubrir si mi instinto me había llevado a tomar la decisión correcta, descubrí que es hoy en día considerada una de las novelas más importantes y populares del escritor colombiano Gabriel García Márquez; uno de los principales representantes del llamado boom de la novela hispanoamericana. En esta novela en particular, publicada en 1981, he podido observar algunos de los rasgos más característicos de este movimiento: el trato innovador del ámbito rural, el leve brote del realismo mágico, y el uso de nuevas técnicas narrativas.
Como relata García Márquez, a una población costera y en vías de prosperidad llegó un hombre llamado Bayardo San Román, de un especial atractivo, pero tenso, serio y triste de ánimo. Poco después de su llegada, formaliza su compromiso de amores con Ángela Vicario, hija menor de una familia de recursos escasos. Tras un noviazgo corto, y obligada ella a amar al hijo de un héroe de las guerras civiles y una de las glorias mayores del régimen conservador, se lleva a cabo una boda entre ambos. Tras la boda, Bayardo San Román descubre que Ángela no es virgen y la devuelve a su casa después de castigarla cruelmente por su pecado. Pero el eje de la historia no comienza sino aquí, cuando los hermanos de esta joven preguntan por el hombre culpable de esta ruptura y lo asesinan brutalmente a la salida de su vivienda.
En la novela, se nos muestra la recopilación de datos y testimonios por otro joven del pueblo, 27 años después del asesinato, que de alguna manera puedan ayudar a entender el por qué del asesinato de Santiago Nasar (hombre de 21 años que abandona los estudios de secundaria cuando su padre fallece y tiene que actuar como padre de familia y dirigir el Divino Rostro, una hacienda que su padre le dejó en herencia), lo inevitable del mismo, así como los perfiles humanos y psicológicos de todos los personajes que tuvieron algo que ver con el funesto suceso.
Algo que me ha llamado verdaderamente la atención es la imposibilidad que se nos achaca de acceder al conocimiento de la verdad, ya que la novela nos deja sin aclarar al menos dos aspectos fundamentales de la historia: quién desvirgó a Ángela Vicario, ya que como muchos habitantes del pueblo creían, Ángela estuvo protegiendo a alguien a quién de veras amaba, porque nunca pensó que los gemelos se atreverían contra un hombre tan fuerte y querido como era Santiago Nasar; y dos, cómo fue posible que su asesinato no pudiese llegar a ser evitado dadas las circunstancias públicas en que se desarrolló, ya que como él mismo relata en la obra, nunca hubo una muerte más anunciada.
Este escritor tan galardonado, centra en su obra temas como el honor de la familia pueblerina, el implacable mecanismo de venganza al que se acude para restaurar el orden de la moral colectiva, y la violencia que acapara toda la novela, no sólo en lo que se refiere a la ejecución del crimen, sino a la violencia presente en la vida cotidiana como es el machismo, toda ella potenciada por el lenguaje utilizado.
Pero sin duda alguna, lo que finalmente más me ha sorprendido de esta obra, es comprobar que está basada en hechos reales, acaecidos en el año 1951 en Manaure (Departamento de Guajira, en Colombia). El único cambio que Márquez se permite dar en la obra es que tras la continua insistencia de Ángela para que Bayardo volviese a su lado, este lo hace, reencuentro que en realidad jamás se produjo.
